La rehabilitación energética del parque inmobiliario existente en España es una necesidad más que palpable, según el censo de edificios y viviendas del año 2011; el más vigente hasta la fecha, realizado por el instituto nacional de estadística existe un total de 25’208.623 viviendas de las cuales un 71% son viviendas principales: ocupadas la mayor parte del año, de ese porcentaje un 56% tiene una antigüedad de más de 39 años.
Las viviendas vacías un 13,7% del total han aumentado un 11% hasta situarse en 3’443.365 con respecto al año 2001, del total, un 59,6% son anteriores al año 1981.
Por tanto nos encontramos con un parque inmobiliario antiguo, con un resultado global del 48% de viviendas construidas hace más de 39 años; con grandes deficiencias a nivel energético debido a su antigüedad y deterioro más acusado, muchas de ellas vacías; con grandes necesidades de renovación si lo que queremos es ahorrar dinero ya que el coste de servicios básicos como la luz, el agua o la administración va en aumento e inmuebles vacíos sólo consumen recursos y no ofrecen a los propietarios más que gastos.
Sobrevivimos día a día a la situación de crisis económica mantenida ya durante los últimos 12 años, y un coste añadido para renovar nuestras viviendas es difícil de asumir, así pues: consumimos más, pagamos más y temas tan importantes como el acondicionamiento térmico y el confort de los hogares pasa a un segundo plano, nos conformamos con renovaciones o cambios parciales, parches que de manera individual no resuelven el problema de tener una vivienda digna y confortable.
He aquí la necesidad de ayudas económicas y/o subvenciones por parte del gobierno en esta área de la rehabilitación, políticas como el plan estatal de fomento del alquiler de viviendas 2013-2016 cuyo plazo de ejecución venció el 31 de diciembre del 2018 y el nuevo Plan Estatal de la vivienda 2018-2021 del 10 de marzo del 2018 actualmente en vigor y en el cual hace mención expresa al objetivo de “financiación de obras de mejora de la eficiencia energética y la sostenibilidad, con especial atención a la envolvente edificatoria en edificios de tipología residencial colectiva, incluyendo sus viviendas, y en las viviendas unifamiliares”, esfuerzo que se suma a campañas como las de renove de ventanas, calderas, iluminación etc. que inundan los medios de comunicación, pero ,qué tan asequibles son? ¿Quienes se pueden beneficiar de ellas?
Primero, hay que mencionar que hay una gran variedad de programas, con fines y condicionantes muy puntuales que requiere necesariamente la ayuda de un profesional, no sólo para su interpretación, sino gestión y puesta en marcha del mismo. Ya que a veces las condiciones que se han de cumplir para llegar a ser beneficiario son tantas o tan complejas y el procedimiento llega ha ser tan difícil que es casi imposible obtener estas ayudas, todo depende de la elección de la subvención adecuada para cada caso.
Uno de los principales beneficiarios son las comunidades de propietarios y sus agrupaciones, debido al volumen de viviendas incluidas en éstas y a que los gastos de intervención son compartidos por todos los propietarios, la financiación es común y se pueden obtener condiciones más favorables, pero hay un aspecto muy importante para la obtención de estos beneficios y es que los edificios deben contar con el informe de evaluación de edificios el cuál analiza las condiciones de accesibilidad, eficiencia energética y estado de conservación de los mismos y reemplaza a la ITE: inspección técnica del edificio comúnmente conocida e implantada hace mucho tiempo, de éstos informes redactados por profesionales que además tienen ayuda económica para su elaboración depende en su mayor parte el nivel de intervención de la rehabilitación a los que estarán sometidos los edificios y por ende su coste económico.
Una vivienda rehabilitada es indispensable para mejorar nuestra calidad de vida.